Por Ricardo Bustos
A esta altura de los acontecimientos, poco y nada importa si este u otro gobierno, miran para otro lado a la hora de pensar en alguna solución a la afligente situación que padecen los jubilados que cobran «la mínima».
Los jubilados pagan luz, gas, agua y servicios, como cualquier mortal del país, pero con una diferencia abismal entre lo que perciben a fin de mes unos y otros. No todos los medicamentos los cubre el PAMI y para atender su salud, es un largo peregrinar cuando de conseguir un turno para el profesional que le han asignado se trata.
Muchos hijos se están haciendo cargo de los gastos de los mayores porque no ven ninguna solución a corto plazo. La ley que, seguramente se aprobará en el Congreso, ha sido declarada inconstitucional por la mayoría de los profesionales que entienden en la materia y una vez más, aunque no sirve para nada, comenzará la catarata de juicios como se viene haciendo hace muchos años sin ninguna respuesta del Estado. Juicios con sentencia no se abonan y en muchos casos, los pocos que han tenido resolución favorable de pronto pago, encuentran un panorama desolador al comprobar que el beneficiario ha fallecido sin poder disfrutar de aquello que esperó tantos años y le correspondía por derecho propio.
Este es el caso de mi señora esposa, que el año 2009 inició la demanda con su abogada y el mes de julio de este año falleció sin tener alguna respuesta, una carta, una disculpa o algo que justifique la espera por algo que le correspondía percibir.
A veces pienso que esta dirigencia política, de cualquier partido político o ideología, ignora que algún día el lugar que hoy ocupa la generación dorada de los abuelos, se hará dueño de ellos y recién, cuando les toque en carne propia sufrir el paso del tiempo en sus cuerpos, será tarde para lamentos.
La conciencia es el conocimiento que el ser humano tiene de su propia existencia, de sus estados y de sus actos. Así las cosas, podemos pensar que a los políticos, les está faltando algo en su manera de gestionar.
Hay presupuesto. La secretaría de Cultura de la Nación tiene dinero suficiente para que el INCAA pueda disponer de fondos para filmar películas, para el Instituto Nacional del Teatro, Concurso cortometrajes «Comunidades afrodescendientes, Reconocimiento, justicia y desarrollo», «Concurso internacional de ensayos de cocina y migración», Financiamiento para proyectos socioculturales que involucren a comunidades migrantes iberoamericanas, ¿sos solista o participas en una banda? participa del concurso con tu canción original.
Para no continuar hasta mañana escribiendo sobre el despilfarro de nuestros dineros, basta mencionar que el programa «Festejar» estimula el desarrollo de celebraciones populares brindando herramientas para revalorizar la identidad y el trabajo colectivo. Conectando los festejos de todo el país como nuevos escenarios para la circulación de artistas, potenciando sus capacidades de gestión local, el desarrollo de las economías regionales, la valoración del patrimonio inmaterial y el turismo cultural en toda la República Argentina.
Como vemos, ninguna de estas posibilidades que ofrece el Estado, tiene alguna actividad que se relacione con el trabajo genuino para revalorizar esa cultura que se perdió en el país y fué fruto de los que hoy somos viejos pero heredamos de nuestros padres o abuelos.
No es difícil encontrar el destino de los dineros que está faltando para mejorar, aunque sea en parte, la situación crítica, casi en estado terminal que padece la clase trabajadora veterana que hizo de nuestra nación una fábrica de herramientas para que las nuevas generaciones tuvieran el camino abierto hacia el nuevo mundo, el mismo que hoy se les viene encima porque no aprendieron la lección.
Planes sociales sin esperar nada a cambio, celulares de última generación que cuestan $ 20,000 para enviar mensajes o ver en sus pantallas cualquier cosa menos aquello que les abra sus cabezas para encontrar alguna solución a los problemas que causa la pobreza social, cerveza a cualquier hora, mucha cerveza, droga de cualquier tipo sin ningún control, chicas que no se cuidan en sus relaciones íntimas y a los nueve meses deben cambiar sus vidas porque sus niños ocupan el lugar que antes era parte de la diversión.
En medio de esta masacre socio cultural a la que nos ha llevado la dirigencia política, estamos los viejos sentados en la tribuna, observando, como si fuera un partido de fútbol con el resultado que todos conocemos sabiendo de antemano que va a ganar el mas poderoso.
«Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá esa sea la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen». Henry Ford (1863-1947) Industrial estadounidense.